La última burla

Joven drogada, violada y asesinada

Están detenidos cuatro jóvenes por el crimen

En la madrugada de ayer la policía de Córdoba arrestó a cuatro jóvenes, entre 20 y 22 años de edad, acusados de drogar, violar y asesinar a Carmen Dolores Flores, de 19 años. Los cuatro detenidos (cuya identidad todavía no ha sido revelada por las autoridades) fueron encontrados en el lugar del crimen en evidente estado de ebriedad y bajo el efecto de varias drogas. Los primeros peritajes en la escena del crimen indican que la joven fue drogada, abusada sexualmente y luego arrojada al vacío desde el quinto piso de un departamento ubicado sobre la calle Obispo Trejo al 1300, en el barrio Nueva Córdoba.

La policía incautó del lugar varios gramos de cocaína y pastillas de éxtasis que estaban en posesión de los detenidos. Consultado sobre la escena del crimen, uno de los oficiales que registró el departamento sólo hizo el siguiente comentario: No puedo creer lo que hicieron estos chicos. ¿En qué clase de personas estamos convirtiendo a nuestros hijos?

Sábado por la noche, el momento donde los jóvenes se hacen dueños de la calle, y llenan bares y confiterías, boliches y bailantas, con sus gritos y alegría. El momento donde el alcohol y la amistad, las drogas y el amor, se unen de maneras únicas e irresponsables. Sábado por la noche, el momento propicio para que la Muerte haga su aparición.

Cuando ella llegó los cuatro ya estaban bebidos y todavía había 3 cadáveres sobre la mesa que no habían retirado y una cuarta botella a medio tomar rotaba entre sus manos, obviando los vasos que descansaban secos sobre la sucia tabla. Los cuatro se conocían desde niños, habían crecido juntos, ido a la misma escuela y ahora vivían juntos en el mismo departamento aprovechando que los cuatro se mudaron a la ciudad a seguir sus estudios universitarios. Pablo y Germán, los mayores, estudiaban Agronomía, David Ingeniería en Sistemas y José, el menor de los cuatro y hermano de Pablo, era estudiante de Psicología. Tipos extrovertidos todos ellos, siempre habían sido los que causaban problemas en la escuela y le traían dolores de cabeza a sus padres, pero los años y tal vez el estar alejados de sus familias los había hecho madurar y ahora llevaban sus estudios meritoriamente. Pero las mañas no se pierden y sólo hace falta una excusa para que salgan a flote de nuevo.

Cuando ella los vio fue directamente hacia su mesa. Nunca bebía (no recordaba haber bebido alguna vez siquiera) pero esa noche sería diferente. Siempre fue la chica aplicada, la de las mejores notas en la escuela, la mimada por papá y mamá, el orgullo de la familia. Pero también la tonta de la escuela y del barrio, la traga, la que nunca tuvo novio ni había besado a ningún chico, el objeto de burla de sus compañeros. Solitaria; esa palabra definía su infancia y adolescencia. E iba camino a definir su etapa universitaria también. Estudiaba para maestra jardinera, el destino de todas las mujeres como ella, que encontraban en los niños la compañía y cariño que no encontraban en otros aspectos de sus vidas. Callada y tímida, siempre aceptaba en silencio las bromas de la que era víctima. Pero los vasos se llenan y rebalsan, y sólo hace falta una gota para que suceda.

-¡Hey, flaca! ¿Nos acompañás? –dijo Germán.

-¿Qué tienen para tomar, chicos? –dijo Carmen.

-Cerveza, tomá –dijo Pablo, pasándole la botella.

Carmen bebió la mitad del contenido de un solo trago y le pasó la botella a Germán.

-Me refiero a qué están “tomando” –les dijo mirando a los cuatro a la vez y remarcando la última palabra haciendo las comillas con los dedos. –Para tomar cerveza no necesito la ayuda de nadie.

-Ah, bueno, veo que estás buscando enfiestarte hoy –dijo Pablo y dirigiéndose a su hermano: José, ¿trajiste algo?

-Tengo un par de porros en la billetera.

-¡Tengo un par de porros en la billetera! –se burló Carmen. –Estoy hablando de tomar algo de verdad. No me digan que cuatro fiesteros como ustedes no tienen nada más que un poco de marihuana.

-Bueno, callate, loca. ¿Estás buscando que nos metan presos a todos? –dijo David.

-¡Bah! Que resultaron gallinas –dijo Carmen. –Mejor me busco a unos hombres de verdad que sepan como tratar a una mujer.

-No sé que bicho te picó, boluda, pero esperá acá que ya traemos algo –dijo Germán. –A ver, demen veinte pesos cada uno. José, vení conmigo.

Media hora después Germán y José regresaron con pastillas de éxtasis y dos bolsas de cocaína. El éxtasis y la cerveza se le subieron en seguida a la cabeza a Carmen que no tardó en saltar a la pista a bailar como poseída. Iba invitando uno a uno a los muchachos a bailar con ella; primero con éste, después con aquél, luego con dos a vez para terminar moviéndose rodeada por los cuatro, abrazando a unos, besando a los otros.

-Llevémosla a casa –dijo Germán.

-Va a ser para quilombo –dijo Pablo.

-Ella lo está buscando –dijo Germán. –Mirá si le voy a dejar que me caliente la pava así y después no me cebe ni un mate.

Germán se acercó a Carmen que estaba en ese momento besando a David. La tomó de un brazo y la apretó contra él.

-Vamos a casa, flaca, y continuemos la fiesta allá.

Carmen puso su mano sobre la bragueta de él y le habló al oído.

-Pensé que no me lo iban a pedir más –y le mordió la oreja.

-¿Qué hacés, conchuda? –gritó Germán y se la sacó de encima de un empujón.

David intentó agarrarla antes de cayese al suelo, pero sólo logró empeorar la caída y Carmen terminó golpeándose contra una mesa. En seguida todas las miradas del bar se dirigieron a ellos (que hacía tiempo eran el centro de atención del lugar) y un guarda de seguridad se acercó a ver que pasaba.

-¿Todo bien, muchachos? –dijo el guarda.

-Sí, nuestra amiga tomó mucho y se tropezó –dijo José.

-Ahora mismo nos la llevamos –dijo David.

-¿Estás bien, flaca? ¿Estos tipos te están jodiendo? –le preguntó el guarda a Carmen.

-¿Ah? –le contestó ella confundida.

-Que si estás bien –dijo el guarda.

-Quiero irme –dijo Carmen.

-Nosotros de llevamos –dijo David. –José, ayudame.

Entre los dos sacaron a Carmen a la calle donde se juntaron con Pablo y Germán, que habían ido al baño a limpiar la herida de la oreja de éste. En la esquina subieron los cinco a un taxi, Germán adelante y los otros atrás.

-¿Hasta dónde? –preguntó el taxista.

-Obispo Trejo al mil trescientos –dijo Germán.

-¿La vamos a llevar a casa así? –preguntó Pablo desde el asiento de atrás.

-¿Acaso no es lo que ella quería? –dijo Germán.

-Sí, pero…

-Pero nada. Dejate de joder, che. Desde cuando tan pacato, vos.

-Pasa que la última vez…

-¿La última vez qué? La última vez, como verás, nos quedamos con las ganas todos.

-Dale, Pablo, si está entregada –dijo José. -¿No estamos buscando hace rato hacer esto?

-Sí, pero…

-Sí, pero. Sí, pero. ¿Es lo único que sabés decir? –dijo Germán. –Métale pata, jefe, que se nos enfría la chica y nos quedamos sin fiesta, ¿vio? –le dijo al taxista.

-A esta la vamos a tener caliente hasta que amanezca –dijo David y le metió la mano entre las piernas a Carmen.

-Jijiji –río ella. –Me hacés cosquillas.

-Te vamos a hacer de todo –le dijo José.

Los cuatro estallaron en risas. Ella se rió también. El taxista miraba por el espejo retrovisor pero no reía; aunque en su trabajo veía de todo, le costaba aún comprender a los jóvenes.

Cuatro lobos feroces y una sola Caperucita. Cuatro amigos hambrientos de sexo y un solo plato del que servirse. La Muerte ya tiene a quien llevarse.

Carmen yace desnuda sobre la mesa mientras Germán eyacula otra vez sobre ella. Su mirada está perdida en algún punto más allá de la ventana de la sala y más acá del infinito. Sangra por la boca y la nariz, tiene marcas de golpes en la cara, mordidas en los pechos y quemaduras de cigarrillo en brazos y piernas. El morado ya está empezando a ganarle la batalla al blanco de su piel, sobre todo en las muñecas y tobillos. Manchas de esperma y sangre se secan en su vientre, cara y cabellos. En la otra punta de la mesa José y David esnifan cocaína; Pablo fuma un cigarrillo apoyado en la ventana completamente desnudo.

-Pendejo, peiname una a mí que ya acabé acá –le dice Germán a José.

-¿Cuántos van con éste? –responde el menor de ellos. -¿Cinco o seis? No sé como aguantás tanto. A mí hace rato que no se me para.

-Si no hubieras tomado tanta merca tal vez podrías poner duro el chizito ese –se burla David. -¿Flaca, querés más o ya estás satisfecha?

Carmen no responde. Sólo se queda como está, mirando el cielo que está aclarando afuera. Viendo la luz que se cuela por la ventana y recorta la silueta de Pablo.

-Creo que se nos fue la mano –dice Pablo volviéndose, con el pucho del cigarrillo todavía entre los dedos.

-¿Qué decís, si la que empezó fue ella? –responde Germán a la defensiva.

Pablo se mirá la herida que tiene sobre la tetilla; un círculo rojo de carne viva que ya está empezando a supurar pus, causado por la quemadura de un cigarrillo.

-Fue ella la que te quemó la teta así y que me mordió la oreja y casi me la saca –dice Germán llevándose la mano hacia la herida en su costado de la cara.

-Y qué con el rasguñón este que me hizo a mí –agrega José y se mira el pecho. –Si clavaba un poco más las uñas me sacaba el corazón.

-Si, pero…

-Ya empezaste con tus peros –lo interrumpe Germán. –Mirá. No hicimos nada que ella no nos haya pedido. Las pastillas y el alcohol le pegaron mal a la loca esta y nos agarramos de eso, pero si le hicimos lo que le hicimos fue porque ella lo pidió.

¡Más fuerte! ¡Pegá como hombre! –grita David haciendo una pantomima de Carmen. –¡Cójanme bien, maricas!

Germán y José se ríen y Pablo no puede evitar que se le dibuje una sonrisa. Mira a Carmen sobre la mesa, ahora quieta e inmóvil, normal, nada que ver con la que gritaba, arañaba y saltaba como loca un rato antes. Se acerca a sus amigos y se toma un trago del wisky que estaban bebiendo. Mete la punta de un dedo en la bolsa de cocaína y se lo lleva a la boca y se da cuenta de que no le apetece otro pase. Busca otro cigarrillo, lo enciende y se sienta en el suelo junto a sus amigos.

El que ríe último ríe mejor.

Los cuatro se dan vuelta a la vez al oír a Carmen decir esto. Ninguno notó cuando se bajó de la mesa y se acercó a la ventana, y ahora les habla dándoles la espalda.

-No debieron jugar así conmigo –sigue diciéndoles Carmen. –Soporté siempre sus burlas y malos tratos por Pablo, porque lo amo desde siempre.

Todos miran a Pablo y se ríen de él. Éste hace una mueca con la cara diciéndoles que no sabía nada de eso. Carmen se gira para verlos y una lágrima se sale de sus ojos y comienza a caer por su mejilla; la están ignorando, como siempre. Pero ya no más.

Domingo por la madrugada. La Muerte ya regresó a sus dominios llevándose consigo la vida de Carmen y dejando su cuerpo desnudo tirado en la vereda. Los pocos transeúntes que circulan a esa hora se reúnen alrededor del cuerpo. Uno saca el celular y llama a la policía. Otro señala hacia arriba la ventana de la que cayó y todos ven a cuatro jóvenes asomados con expresión de terror en sus rostros. Una tercera persona afirma haber visto como uno de esos chicos la empujaba. Llega la policía y dispersa a los curiosos. Luego la ambulancia se lleva el cadáver y el patrullero a los detenidos. En el más allá la Muerte ríe satisfecha. A su lado Carmen también.

Allegados a la víctima aseguran que los cuatro detenidos eran amigos de la infancia de Carmen Flores, y que desde niños traían a mal a la joven y la tenían como objeto de sus burlas. Al parecer esta vez la broma se les fue de las manos.

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Gracias MattuRock por la idea y Cata por las correcciones!!! :D

Published in: on 8 abril 2008 at 23:44  Comments (23)  

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23 comentariosDeja un comentario

  1. Muy bueno. Me encantó «En el más allá la Muerte ríe satisfecha. A su lado Carmen también»

  2. Buen cuento, pirata, gustó: pero nos resultó exagerado, igual, será que no nos movemos en ese ambiente?? y con unas birras y unas risas comunes nos conformamos para estar contentos??

  3. el escrito está bien, pero tengo una hija y un hijo y el solo pensar este tipo de cosas ufff, me pone enferma, no lo puedo evitar !!

    besos poio.

  4. wowwwwwwwww!!!!!!!!!!!!!!!!!1

  5. De nada. Besitos y ya sabes que cuando me necesites… ¡de una!

    Un abrazote.

  6. Ufff.. Hay demasiados detalles… esta bien ilustrativo todo. Que historia mas triste. es mejor evitar que lamentar asi pienso.

  7. Se me pone la piel de gallina…
    tan frío… tan poca piedad…

  8. Mena: gracias, linda, por el constante aguante :D

    Vulgaria: yo me siento contento con lo mismo, te aseguro.

    Nara: con una madre tan maravillosa seguro que tus hijos se van a mantener alejados de los peligros de la calle. No te preocupes.

    Lumínicus: eso significa que te gustó??? :S

    Cata: y vos contá conmigo para lo que sea! ;-)

    Yerusha: tengo la costumbre de irme en los detalles. Para bien o para mal.

    Yonamoe: en la calle no hay piedad. Es el mejor lugar para encontrar material para historias como éstas.

    sevemos

  9. Hay que hacer la pelicula

  10. Significa que no solo me gusto, me resulto muy intenso.
    Casi podria decirte que puede ser una historia veridica.
    Lo unico que pude comentarte fue el WOWWWWWWWWW
    jajajaj

    Un beso y siga escribiendo asi

  11. Muy bueno Poio.
    Qué tensión!

  12. Lo prometido es deuda, ahora que llegue a la torre, compre tu libro Poio, la version impresa asi despues me la dedicas.
    Con respecto al escrito me encanto, me hizo sentir para el culo por la pobre piba y para mi que un escrito te haga sentir algo, sea alegria, tristeza, lo que sea, es sinonimo de buena pluma.
    «La ultima burla» es un must para el proximo libro.

  13. Hola. Te dejé algo por acá: http://catalinatrujillo.wordpress.com/2008/04/13/%c2%a1vea-pues/ ;)

  14. Gordo: el artista sos vos así que andá buscando un director!!!

    Lumínicus: aunque pudiese serlo esperemos que quede sólo en la ficción.

    Carabiru: gracias y que bueno poder verte de nuevo por estos lares :D

    Chobi: llegaste a la torre y compraste el libro??? Gracias, che, no sabés lo contento que se va a poner mi hermano :P

    Cata: gracias de nuevo!!!

    sevemos

  15. Es un cuento muy bueno. Pienso que no tiene mucho de que reír, en realidad ella ha perdido algo mucho más valioso con esta venganza, lo más valioso, la vida. Creo que no se da cuenta de su perdida o no se reiría…
    Joder… por eso es tan bueno!

  16. Gracias, Fanou, sabés como valoro tus comentarios y aunque ya me habías dado tu opinión por msn igual está bueno que la hayas compartido por acá :D

    sevemos

  17. Che vieja. Muy bueno, bastante realista, me gusta.
    Como es que no entendistes el final del ultimo cuento? es re boludo…

  18. Desgarradora historia, pero tranquilamente puede ser real.
    Eso ocurre, muy a menudo, más de lo que todos nos imaginamos. Tal vez no desencadene en una historia semejante. Generalmente ese dolor queda adentro de las Cármenes para siempre, sin venganza ni castigo para quienes hieren gratuitamente desde no se que lugar … porque nadie puede ostentar el mínimo de perfección.
    Besotes Poio, muy bueno el cuento, muy buena la idea.

  19. Topa: pero si no me lo explicabas no lo iba a entender nunca :S

    Luna: como dice el Chavo, «la venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena.»

    sevemos

  20. Es duro, pero así es la realidad. Supongo que es inventado, pero estoy segura de que algo ígual o parecido habrá ocurrido ya en la realidad.

  21. Hola, Magui, bienvenida. Sep, es inventado, pura fantasía, y la verdad es que prefiero seguir pensando que así es.

    sevemos

  22. Me quedé sin palabras!
    Horrorosa pero genial a la vez!
    Encontré un error (Perdón, no lo puedo evitar!):
    – «aceptaba en silencio las bromas de la que era víctima», debería decir «de LAS que era…»

    Había uno más pero lo perdí… Igualmente te felicito! Me encantó! Admiro tu capacidad de poner en palabras tu imaginación!


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